Manuscrito V

Cuando era hora

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Hoy estás de nuevo aquí, perdida;
avanzas solo un paso mas con dos regresas.
Quisieras que él no se haya marchado así, suspiras,
pero un «perdona» ya no te dará respuestas.

Hay menos fuerza en quien condena y se te oculta
que en quien se queda a tu alcance mas te escucha.
Y ahora, amiga mía, ¿de qué tú te defiendes?
¿Del corazón o el llanto que está allí en tus dientes?

Hay una historia que ya no tiene final,
verás las ruinas que apenas le quedarán.
Y ahora en ese cuarto das la guerra a tu ser,
riñes al cielo mientras comprendes que...

Cuando era hora de una palabra más,
cuando era hora... y ahora tú sola estás...
Quieres gritarlo, pero no hay contra quién,
y en silencio repites que, que nada de esto tuvo que ser.

Acepta que la verdad divide:
amar podrá salvarte o tal vez te asfixie.
Duda tu espíritu y observas la tormenta,
así entendiste que ya no serás como eras.

Hay varias marcas que nunca se borrarán
y un nudo en tu garganta quiere a tu ego probar.
Tu orgullo es un avaro que se audita solo él.
Haces tus cuentas mas reconoces que...

Cuando era hora de una palabra más,
cuando era hora... y ahora tú sola estás...
Quieres gritarlo, pero no hay contra quién,
y ahora dices, repites, que ya nada te queda...

Cuando era hora, y ahora ya no está...
Cuando bastaba, nunca aceptaste hablar.
Quieres que vuelva el tiempo hasta aquí,
poder decirle y jurarle que hoy ya no termina así.

No termina así...
Cuando era hora...

Existen puertas que nunca se cerrarán
y senderos que a la mitad quedarán.
Del perdón a la rabia, ¿la distancia cuál es?
Esa que entre ambos no puedes ver.

Cuando era hora de una palabra más,
cuando era hora... y ahora tú sola estás...
Quieres gritarlo, pero no hay contra quién,
y en silencio repites que, que nada de esto tuvo que ser.

Y no termina así...
Cuando era hora...
No debía irse así.


Homo Vagans | El vértigo de la vida