En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.
―George Orwell
Naturalmente mientes. El engaño es un medio natural de protección ante el peligro que acecha la propia supervivencia; de allí, los propios intereses. Luego, se convierte en una ventaja y, por ello, el uso de la mentira se hace más complejo en las relaciones humanas. El engaño es tan natural como las habilidades del camaleón, las rayas de la cebra o la morfología de ciertas flores... Entonces, ¿cuál es el problema?
El problema llega cuando la mentira se vuelve un hábito humano que daña a otros a causa de la ambición por el poder o el dinero, por ejemplo. De esta manera, el engaño se convierte en nocivo para la propia especie. No quiere decir que las mentirillas que dices a diario no sean dañinas (de hecho, son la base de todo lo demás), pero aquí estamos hablando de una escala social. En estos días y cada vez más, la realidad sufre de la distorsión producto de tantos filtros artificiales: para que compres más, para que votes por X partido, para que pienses de tal forma, para que apoyes ciertas ideologías, para que te vuelvas idiota y desvíes tu atención...
Muchas revoluciones son falsas porque se basan en filtros miopes de la realidad. La verdad es escurridiza y espinosa, pero vale la pena buscarla y mostrarla al mundo aunque ni a este ni a ti les resulte cómoda. La decisión es difícil. ¿Estás dispuesto a aceptar las consecuencias?
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