Manuscrito V

Narciso

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Él la amaba y ella lo amaba. Se amaban.

Hoy, él abrió los ojos y la vio otra vez: su cara, hermosa como siempre había sido. Él se enamoró. Se ama.

No hubo opción, ella donó su cara para el trasplante.


Homo Vagans | El vértigo de la vida