Tres cuentos para tu entretenimiento en lugar de la misma vieja historia del Gobierno escrita para tu credulidad
Si fallamos, entonces debemos culpar a los rusos. Es «highly likely» que ellos lo hayan hecho.
―Tío Sam
I
Ese cuento del gobierno estadounidense (y adeptos) gimiendo y culpando a los rusos por una elección perdida se parece al del típico abusón de escuela después de ser golpeado por alguien más con las agallas para defenderse. Es decir, ¿cuántas veces en el pasado Estados Unidos realizó ardides al más puro estilo «gánster-espía-escoria» para influir en las elecciones de otros países soberanos? Es más, ¿cuántas veces participó en la deposición de otros gobiernos?
Ya sé... ya sé que esto suena a puro cuento, pero no digas que no te advertí al principio de que te los contaría.
Luego viene un tipo cuya identidad no sabemos, pero curiosamente sí su nombre,1 muestra la basura detrás de una candidata y hace un lío con la supuesta mejor red de seguridad y más fuerte democracia del mundo... y el viejo abusón reclama: «¡es injusto!».
II
¿Deberías creer todo lo que escuchas del conglomerado gobiernotifantóntico2? No. La alternativa: ser críticos. Si solo escuchas lo que resuena en tu cámara de eco, pierdes. Si solo escuchas lo que otros dicen fuera de ella, también pierdes. Mejor: confronta la información de distintas y divergentes perspectivas (serias, por supuesto), y aprende a desechar las tan propagadas sandeces.
La realidad política es más una narrativa que crea una burbuja donde todas tus emociones se reflejan para actuar conforme a las implícitas intenciones del narrador (el voraz político de turno). El miedo fue el factor que condujo a los ciudadanos de Estados Unidos a creer que la guerra en contra de Irak debía ser apoyada. Ante ese panorama de «terror», la guerra podría tener sentido como medio de defensa, pero pocos supieron que el «problema» no era una amenaza a la seguridad nacional3 sino el beneficio de ganar influencia sobre una región en el nombre del dinero y el poder.
III
Si tu orgullo se vio seriamente afectado después de que tu candidata favorita perdió una anticipada (y quizá amañada) victoria, usa la razón y tu «progresivo» buen juicio para darte cuenta del verdadero problema a resolver. El progresismo no se trata de culpar, ser intolerante e invocar el poder de las masas para forzar la realidad a que sea como quieres. Se trata de ir hacia adelante, tener una actitud firme, elegir, hacer cambios (comenzando contigo) y buscar el consenso, no el conflicto.
De igual forma, si eres parte de los «ganadores», haz lo mismo y muéstrale a los «perdedores» que estabas en lo cierto haciendo lo correcto para engrandecer a tu propia nación. No dejes que tu gobierno haga parecer a tu país como un abusón, un payaso o un bocón, uno o todos al mismo tiempo, haciendo el último esfuerzo para salvar su ya deteriorada imagen internacional.
⎊ Codex Navigans